viernes, 30 de marzo de 2012

PREGÚNTELE AL ENSAYISTA








En el capítulo cinco del libro Pregúntele al ensayista de Fernando Vásquez, el autor presenta una serie de inquietudes que surgen al momento de elaborar un ensayo y da respuestas a estos cuestionamientos, a continuación presento un resumen de este interesante apartado.



  • ¿Por dónde arrancar para escribir un ensayo?
De una lectura o una idea que nos llame la atención, en realidad para empezar con la elaboración de un ensayo no se necesita un amplio conocimiento conceptual, pero sí, una vasta reflexión sobre un tema. 
  • ¿Por qué es importante la pre-escritura, a la hora de escribir un ensayo?
Porque es allí donde se fragua la calidad de la tesis. Sin pre-escritura no sabremos muy bien a dónde queremos llevar nuestro escrito, o cuál es el punto de fondo que deseamos defender o atacar. Al faltar pre-escritura es corriente encontrarnos con párrafos repetidos o con apartados que no sabemos bien cómo cuadran en el conjunto del ensayo.

  • ¿Cómo ordenar mis ideas en forma clara?
El orden de las ideas depende, en gran medida, del tiempo y la dedicación a la pre-escritura. Así mismo es necesario que se haya meditado desde puntos a favor y en contra, al igual que haber empleado tiempo en la recolección de información, para que la claridad fluya en forma natural. La claridad es el resultado de haber martillado bastante la materia prima objeto de nuestra indagación.
  • ¿Por qué es tan complicado defender mis ideas en el ensayo?
Porque no estamos acostumbrados a tener voz propia, o a lo mejor no tenemos suficientes argumentos, o son muy débiles. En todo caso, un ensayo es un ejercicio de toma de la propia palabra, quien ensaya se expone; quien se expone da qué decir y quien da qué decir posibilita el debate, la réplica, el desacuerdo, la confrontación ideológica.




  • ¿Cómo defender mi tesis?
La defensa de la tesis depende del tipo de argumentos que empleamos. En algunos casos los argumentos de autoridad pueden ser muy útiles, especialmente cuando la tesis se mueve en las fronteras de lo teórico, lo investigativo o lo histórico documental; otras veces es mejor usar argumentos por analogía o ejemplos. Finalmente, otras formas de defender nuestra tesis se basan en la argumentación lógica o deductiva, la comparación o el contraste en el análisis detallado, en el uso de antecedentes y consecuentes en donde la lógica se convierte en una herramienta de gran efectividad. 

  • ¿Existen pautas establecidad para la elaboración de un párrafo?
Sí, la costrucción de un párrafo consiste en establecer, con unidad y sentido, un conjunto de oraciones relacionadas al rededor de una idea clave. Por supuesto, que un párrafo puede haber más de una idea central pero esto dificulta la comprensión del texto por parte del lector. Lo mejor es atenerse a una idea medular por párrafo. 

Lo más importante cuando se escribe un párrafo es tener en mente la coherencia y la cohesión del mismo. La coherencia está relacionada con la unidad de ideas, con la coordinación de conceptos. La cohesión en cambio, es lingüística, depende de la sintaxis y el tipo de palabra que usemos. 

De otra parte, vale la pena saber que además de los párrafos que desarrollan conceptos, hay otros, que se emplean como encuadres, transiciones, introducciones o conclusiones; hay párrafos enumerativos, de secuencia, de comparación o contraste.

  • ¿Cómo escribir un ensayo fluido y racional sin que la subjetividad se apodere de éste?
Si se cae solo en la enumeración de nuestras opiniones, lanzandolas de cualquier manera, muy seguramente el ensayo se convertirá en un comentario, así como si solo exponemos ideas, sin valorarlas, se caerá en un texto expositivo. Para evitar esto, basta tener presente que al escribir un ensayo debemos realizar la propia voz, pero sin desconocer otras voces de la tradición; asumimos nuestra subjetividad como una flecha, pero tensándola en el arco de la otredad.

  • ¿Cómo dar un buen fin a un ensayo, para que no pierda la fuerza traída?
El último párrafo es tan importante como el primero. Quizá, hasta sea el más significativo de los dos. Éste tiene como objetivo dejar una impronta en la mente del lector, o subrayar algo consustancial a la tesis. En el último párrafo se debe lanzar lo mejor de nuestra artillería argumentativa o sorprender al lector con algún giro insospechado en la cadena de nuestro pensamiento.

  • Como profesor ¿ Cómo hago para corregir un ensayo sin violentar el estilo del estudiante?
Una buena manera de corregir la escritura ensayística es promoviendo la metacognición. Esta estrategia consiste en dejar, en el cuerpo del ensayo, un espacio para consignar allí lo que el mismo estudiante va expresando. Como quien dice, con estas glosas, el ensayista reconoce frente a su corrector cuál fue su intención o propósito.Allí escribiría cosas como "Aquí presento mi tesis," "aquí utilizo un argumento de autoridad", etc.  La idea es que el estudiante explicite la intención que tiene al escribir el ensayo. Así logramos saber, de qué estamos hablando o cuál aspecto es el que merece mejorarse. De otra parte, es importante tener presente que la corrección de un ensayo lleva al estudiante a una versión del mismo. En la escritura ensayística no se busca tanto acertar como mejorar la argumentación. Todo lo anterior lleva a afirmar que la escritura argumentativa se corrige y perfecciona tutorialmente. No basta con indicaciones generales o la mera calificación. Hay que colacarse al lado, hombro con hombro, borrador con borrador, mostrándole al estudiante donde están y cómo mejorar las fallas.



  • ¿Cuál es el criterio o rasgo más importante que muestra que un ensayo está bien logrado?

Es una combinación de criterios lo que nos puede llevar a afirmar que un ensayo está bien logrado, desde la preescritura y la redacción hasta la revisión exhaustiva. El tipo de argumentos empleados, la precisión en el uso de conectores. Todo ello cuenta, pero uno de los más relevantes es la claridad o la firmeza en la presentación y desarrollo de la tesis. No importa que un lector no comparta o simpatice con la tesis de un ensayista no invalida su logro. Por el contrario, demuestra que la argumentación posibilita acusación o defensa, elogio, vituperio, consejo o dusuasión.

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